Microdocumentos

El boleto como testimonio de la intimidad decorativa urbana.
2007

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En este proyecto hay dos universos culturales que se activan en el territorio de la locomoción colectiva: el boleto como normativa de tránsito, el cual responde a las leyes del estado, en contraposición a la visceral esencia de las emociones y a la búsqueda de protección mediante iconografías que pertenecen a una cultura de orden popular, de espacios privados y domésticos, también visibles en espacios de circulación pública como cementerios, micros y animitas.

Proyecto realizado el año 2007, donde se imprimieron 3 millones de boletos, cuya circulación fue de 6 diseños de boletos de micro para dos líneas de la locomoción colectiva de la ciudad de Concepción. «Línea Las Galaxias» cuyo recorrido se realiza por las comunas; San Vicente, Talcahuano, Concepción, Chiguayante y Hualqui y «Línea San Pedro» cuyo recorrido es por San Pedro de la Paz.
La exposición fue presentada en sala Universidad del Bío- Bío, Concepción.

Microdocumentos:

Propuesta de apropiación para un entorno móvil. De ida y vuelta a través del signo.

Cristián Muñoz Bahamondes.

Dos gestos radicales comprende la propuesta Microdocumentos: apropiarse del boleto como soporte de producción visual e instalar en éste un discurso sustentado en la sintonía con el contexto en el cual circula. Por la envergadura de ese trabajo la propuesta parece haber intentado dar respuesta a una serie de preguntas que, aún cuando fundamentales, habitualmente suelen ser despachadas prontamente en beneficio de una clásica autonomía artística.

¿Qué decir?, ¿Cómo decir?, ¿Para quién decir?

En principio cabe señalar que esta propuesta ha incluido una extensa investigación de ciertos elementos decorativos, a los cuales podemos vernos confrontados cotidianamente. Elementos decorativos característicos que el paseante atento puede descubrir en las ventanas de viviendas que lindan con la calle y también vestigios ornamentales aún presentes en la locomoción colectiva urbana.

En aquellos arreglos ornamentales se descubre la tensión entre lo público y lo privado; tensión entre entornos (la casa y la micro) a los que mediante la disposición de los signos – objetos que constituyen la decoración (lo que claramente constituye una construcción de significados), se les atribuye una condición que designamos como doméstica y la movilidad propia de una urbe configurada para la circulación.

Claro que si de movilidad se trata, la que más enfatiza esta propuesta es aquella que se ve implicada por la relación entre referencia y signo. Es la distancia entre signo y referencia (entre el signo y lo que éste representa), que se expone en toda producción estética, la que Microdocumentos establece como su eje, remarcando constantemente su incidencia en un desarrollo que da como resultado visual las imágenes impresas en los boletos y su circulación.

Microdocumentos hace patente el lugar preeminente de los elementos decorativos (signos) en la constitución de las significaciones con las que se dota a determinados interiores. Por ello, la movilidad resulta ser el efecto de un trabajo que hace explícito el lugar que ocupan los signos en la construcción de una representación de las cualidades comúnmente atribuidas a la interioridad doméstica (estabilidad y afecto por ejemplo), y con ello hace también notar la brecha, la distancia, entre el signo y lo que éste representa. Microdocumentos insiste en señalar que la operación de generar habitabilidad consiste básicamente en la tarea de significar, de forma tal que doméstico sería el espacio en cual resulta preeminente y muy explícito el proceso de producir significaciones, mismas en las cuales realmente habitamos. De acuerdo con ello, cabría insistir en que la propuesta refiere al cruce entre mirada y signo que trama y destrama la relación entre significación y habitabilidad. Es posible percibir que la propuesta Microdocumentos se establece a partir de una confrontación. Se enfrenta al objeto decorativo que en el interior doméstico cumple la finalidad de significarlo y a aquel objeto que en el interior de la micro establece una reminiscencia doméstica con la mirada que se desplaza al tiempo que descubre dichos hitos. También resulta particularmente tensa la paradoja que la propuesta descubre albergada en la micro, dada ésta por el uso de ciertos objetos con la finalidad de referir a un orden propio o a un ambiente de carácter doméstico, pero que se ubican (¿con el fin de demarcar un incierto territorio?) en un medio de uso público. Así, Microdocumentos resalta la tensión producto de manejo de unos recursos decorativos con los que se aspira a componer una habitabilidad, significar un entorno propio, siendo ésta una intención que se ve problematizada por el insoslayable carácter público, abierto a las miradas, del ámbito en el cual circulan. Microdocumentos ocasiona en el plano del signo(o de la imagen) un desplazamiento que replica la movilidad a la que los objetos decorativos en el espacio de la micro se ven sujetos. Definitivamente toda esa tensión, que podríamos precisar como resultado del traslado de lo doméstico-estable hacia un condición pública y móvil, se encuentra acentuada a más no poder por las operaciones en el plano de las imágenes que la propuesta efectúa, es decir, por el traslado de los diversos objetos decorativos a la condición de imágenes impresas y al final circulación ampliada de aquellas imágenes que la propuesta permite. En tal sentido, es preciso señalar que la propuesta Microdocumentos moviliza el registro documental de las disposiciones decorativas de un grupo social y su ámbito de actividad, con sus significaciones, hacia el terreno de una producción artística de imágenes que hace uso de la maximización de la circulación y distribución que el soporte boleto posibilita. De ese modo, intercesión de la propuesta Microdocumentos provoca que de la “presencia” de los objetos decorativos, que en principio se ha reconocido desarrollando la función de componer la representación de una interioridad o de cierta habitabilidad- doméstica, tuerce decididamente hacia la dimensión móvil y pública del signo, lo cual implicaría un abandono del camino de indicación territorial. El devenir signo se muestra en grado superlativo en el traslado de la decoración al soporte impreso del boleto, dado que allí, en tanto imagen, queda extremadamente expuesta a los diversos ejercicios de mirada que le interpretan y desvirtúan, y así la enajenan de toda alternativa de interioridad.

Por otra parte, Microdocumentos ha procedido al denodado intento de practicar la apropiación tanto de los recursos significantes y las significaciones que “ la micro” brinda, así como del nuevo soporte de circulación de imagen que el boleto impreso provee. En función de dicho objetivo se estableció un procedimiento de producción visual acorde a las exigencias del medio. Ello implicó instrumentalizar una comprensión de los límites y determinaciones a los que se sujeta una producción visual al practicar una inserción que suma la dificultad de lo inespecífico de su recepción, a las condicionantes de un soporte de imagen normado como lo es el boleto, el que debe cumplir con la reproducción de los signos de identificación de las empresas de transporte. Concretamente, desde el reconocimiento de dichos marcos, la propuesta ha debido resolver ciertas preguntas: ¿Cómo solucionar su inserción, en tanto trabajo vinculado al ámbito de lo artístico, en un medio no específico? ¿De qué modo resolver la intención de proponer significaciones?

Se diría que para asegurar su eficacia en la dimensión del sentido, Microdocumentos procede a replicar la apropiación que, mediante la producción de una ornamentación afín a la doméstica, y con el fin de producir habitabilidad, construyen los conductores de la locomoción colectiva. En lo que toca a la propuesta Microdocumentos, ella se apropia, adopta, signos y significaciones del medio doméstico y de la locomoción colectiva y con ellos efectúa las composiciones que se integran al diseño de los boleto. De acuerdo a lo anterior, Microdocumentos exhibe su resistencia a una solución meramente formalista a la que quedaría atrapada una propuesta concentrada en la exclusividad de sus pretensiones artísticas y estéticas. Resolviendo mediante un repertorio de imágenes que envía a la estética (decorado) y las significaciones presentes en ciertos interiores domésticos y en la locomoción pública. De tal modo, tanto los límites como las potencialidades en lo que al proceso de construcción de significaciones respecta, parecen quedar expuestos en la construcción de un registro irónico de un habla popular.

Microdocumentos privilegia el desarrollo de una mirada desde un ámbito de elementos reconocibles, hacia un medio cotidiano. Pero igualmente puede decirse que juega a remarcar la tensión entre espacios que los elementos decorativos significan como domésticos y el espacio de tránsito en el cual se despliega la mirada, misma que hoy tiene un importante lugar dentro de la experiencia cotidiana de los habitantes urbanos. Así mismo, es también un signo ( las imágenes que componen el diseño del boleto), dotado de su particular movimiento, el que permite la mirada sobre entornos como la casa y la micro en los que los objetos cifran la expectativa de un retorno al lugar inicial, principio del trayecto. De acuerdo a lo anterior, la ironía es el efecto de una doble movilidad: la de la mirada sobre lo doméstico y cotidiano, propiciada por imágenes que son examinadas en un medio de transporte-circulación, la que a su vez es mirada sobre imágenes, las que suponen que el todo referente ha sido transferidos al espacio de los signos y su flujo característico.

Finalmente, la imagen y el texto impresos en los boletos resultado de la propuesta Microdocumentos reiteran la añoranza inicial, también presente en el decorado de la micro, de un entorno doméstico; ponen la mirada sobre evocación de un interior doméstico que el desplazamiento en el medio público de transporte convierte en un sitio remoto. Doble nostalgia entonces, que demanda admitir que el primer lugar, origen, hogar, corresponde a una zona tanto próxima distante, cuya existencia se verifica por la mediación de los signos que lo refieren o significan.